Heráclito dixit:

"Si la felicidad residiera en los placeres del cuerpo, proclamaríamos felices a los bueyes cuando encuentran para comer arvejas amargas"

24 mar 2015

Contradictado... contraindicado...

Cada día que pasa te haces mayor. Tus cabellos han tomado un color a sal y pimienta que te hacen notar más el resto de signos de la edad. En este pasar del tiempo comprendes afirmaciones como "que sea mayor no quiere decir que no sea un delincuente", como dijo un policía nacional en relación a las muchas cargas indiscriminadas contra manifestantes en éste nuestro amado país, adalid de la libertad, paladín de la democracia y refugio espiritual de Europa, nuestra querida España.
Ahora comprendo que esta afirmación es cierta, porque por mucho tiempo que pasa sigo teniendo claro un par de cosas, la primera es que la propiedad es un robo, un delito equiparable a lo más grotesco que se pueda imaginar, ya que es la causa de que tantas miles de millones de personas sufran a diario el hambre y la desesperación. Otra cosa es que el hecho de envejecer no implica madurar. Por muchos años que pasen el que es un egoísta, egocéntrico y egomaníaco, por desgracia, si no se esfuerza en evolucionar, en ponerse en lugar del otro, nunca lo hará. Llegarás a tener 900 años más que Matusalén y no habrás alcanzado la madurez, entre otras razones, porque nunca te has preguntado ni preocupado por ello.
Evidentemente, es prácticamente imposible llevar una vida coherente con unos principios y valores, sobre todo si quieres dártelos tú mismo. El que es cristiano se cansa de poner la otra mejilla, por no decir de la facilidad con la que juzgan al prójimo... El ateo se ve más de una vez sujeto a una creencia sin fundamento, incluso dando sacramentos a sus hijos porque así lo dictamina la sociedad. El rico se abruma ante la pobreza que le rodea, el pobre se ríe del sufrimiento del rico olvidando que es el mismo. En fin, que ni por tener cien años ni cinco carreras vas a tener más autoridad moral, pues los actos se juzgan con los hechos, y la ética que no se convierte en moral, la ciencia sin praxis, el amor sin orgasmo, no es más que el círculo inacabado, incompleto y, por tanto, inmaduro. Y la edad no sirve para medir la madurez, ni prácticamente nada, salvo el tiempo que llevas devorando y defecando tu vida.

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