Y aunque no quieras mueres y mueren.
No se pasa la sensación de la búsqueda eterna de una fuga, una vía de escape, de escape a dónde.
Incompleto e infeliz paseas por el filo del acantilado sin caer en la cuenta hasta que un traspié te muestra la realidad del abismo.
La realidad: aunque no quieras mueres, mueren, matan y cada día te quejas menos.